Thursday, September 2, 2010

Guacharacas en perico

Odio las excusas, pero no puedo evitarlo. Soy una persona penosa y me aterra decir cosas, cuando entro en confianza no tanto, pero da igual, el efecto es el mismo. El post anterior es producto de un ataque compulsivo en el que decidí escribir algo. Realmente todo comenzó pensando sobre dientes, ahora no recuerdo para nada cómo llegué al resto del argumento. Escribo todo esto más como ejercicio que cualquier otra cosa. Quiero lograr liberarme de cualquier tipo de vergüenza, de que deje de importarme si lo que digo es relevante o no.
En esta época en la que todos tenemos acceso a estas herramientas es probable que termino siendo una más del montón, de aquellos que quieren decir algo pero terminan diciendo todos lo mismo. En este momento me da igual, sólo quiero ser capaz de decir lo que pienso, a pesar de que dudo que nadie lea estas líneas. De algo me servirá, de desahogo, aunque para eso existen los diarios y los psicólogos, da igual.
Ahora me voy, ya escucho los pasos de la gente trabajadora por la calle. A las guacharacas y los gallos que son los mejores despertadores que se puede tener en estos tiempos. Buena suerte a todos ustedes que son personas de mañana, yo prefiero dormir justo antes del amanecer, sí, porque consiliar el sueño con el sol en la cara no es agradable.

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